Un alto militar ruso murió en Moscú en un ataque atribuido a Ucrania

El comandante de las fuerzas de defensa radiológica, química y biológica del ejército ruso, Ígor Kirílov, murió el martes en una explosión en Moscú, junto a su asistente. El ataque, reivindicado por el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), ocurrió cuando un artefacto explosivo colocado en un monopatín estalló cerca de la entrada de un edificio residencial. Desde Rusia, calificaron el hecho como “un crimen sin precedentes”, mientras el SBU defendió la operación como “absolutamente legítima”, al acusar a Kirílov de ordenar el uso de armas químicas prohibidas en la guerra.

Según el SBU, más de 4.800 ataques con armamento químico, como granadas K-1 con irritantes tóxicos, fueron documentados en el este y sur de Ucrania, afectando a más de 2.000 soldados. Kirílov, quien ocupaba su cargo desde 2017, había sido sancionado en octubre por el Reino Unido por su presunta participación en estas operaciones. Por su parte, la diplomacia rusa, encabezada por María Zajárova, lamentó la muerte del militar, mientras que autoridades parlamentarias prometieron represalias contra los responsables.

El atentado ocurre en un contexto de intensificación del conflicto, con avances significativos del ejército ruso en el frente oriental. Además, el ataque se produce días después de que Vladimir Putin celebrara los progresos militares, marcando un año “crucial” en la ofensiva iniciada en 2022. Tanto Rusia como Ucrania intentan consolidar posiciones en el campo de batalla mientras aguardan la asunción del presidente electo de EE.UU., Donald Trump, quien prometió resolver el conflicto.