León XIV cumple tres meses como Papa con un perfil reservado y apuesta por la unidad de la Iglesia

A tres meses de su asunción, el papa León XIV marca una impronta distinta a la de su antecesor, Francisco. De carácter reservado y diplomático, el pontífice peruano-estadounidense busca recuperar viejas tradiciones del Vaticano sin romper con el espíritu reformista de Jorge Bergoglio. Se instaló en el Palacio Apostólico, reanudó las vacaciones en Castel Gandolfo y abandonó los gestos de austeridad que caracterizaron al papa argentino. Aun así, mantiene una fuerte preocupación por la paz y la unidad dentro de una Iglesia marcada por tensiones internas.

Durante estos primeros meses, León XIV evitó decisiones de alto impacto, priorizó la escucha a través de audiencias y no realizó viajes internacionales. Su figura generó menos impacto emocional que la de Francisco, pero logró establecer un vínculo con los jóvenes durante el Jubileo celebrado en Roma. Analistas destacan que sigue la línea pastoral de su antecesor, aunque con un estilo más cauteloso, buscando tender puentes entre sectores progresistas y conservadores de la Iglesia.

En el plano internacional, León XIV reforzó el rol del Vaticano como mediador en conflictos bélicos. Se reunió en dos ocasiones con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, dialogó con Vladimir Putin y condenó con firmeza la violencia en Medio Oriente. A diferencia de Francisco, delega declaraciones clave en figuras como el secretario de Estado Pietro Parolin, aunque mantiene un tono crítico hacia el gobierno israelí por sus acciones en Gaza. Su perfil reservado, pero firme en temas centrales, apunta a consolidar su liderazgo sin rupturas abruptas.