Fracasa la planta solar más ambiciosa del mundo y cierra sus puertas
La planta solar Ivanpah, inaugurada en 2014 en el desierto de Mojave, fue presentada como un hito de la energía limpia y la innovación tecnológica. Con más de 300.000 espejos y una inversión superior a los 2.000 millones de dólares —1.600 millones provenientes de fondos públicos—, prometía abastecer a 140.000 hogares mediante un sistema de helióstatos que concentraban la luz solar para generar vapor. Sin embargo, las dificultades técnicas no tardaron en aparecer, con constantes problemas para sincronizar los espejos y mantener una operación eficiente.
A estos desafíos se sumaron las serias críticas ambientales. La planta, catalogada inicialmente como un emblema de sustentabilidad, causó la muerte de miles de aves al año, calcinadas por los intensos haces de luz mientras sobrevolaban la zona atraídas por los reflejos y los insectos. Según estimaciones citadas por medios internacionales, hasta 28.000 aves podrían haber muerto anualmente, lo que generó un escándalo ambiental que nunca logró resolverse.
Finalmente, el avance imparable de la tecnología fotovoltaica selló su destino. La drástica reducción de costos y la mayor eficiencia de los paneles solares convencionales hicieron inviable la continuidad de un proyecto complejo y costoso como Ivanpah. La planta cerrará definitivamente en 2026, dejando como legado una lección sobre los riesgos de apostar por tecnologías incipientes sin contemplar su viabilidad técnica, económica y ambiental.