El Papa Francisco condiciona su visita a la Argentina a que Javier Milei baje el tono de confrontación
En los últimos días, la política argentina se ha convertido en un campo de batalla donde los enfrentamientos no solo se dan entre diferentes espacios, sino también dentro de los propios partidos y entre aliados. El oficialismo, debilitado en el Congreso por la falta de legisladores, ha sido el escenario más evidente de estas divisiones, con senadores y diputados que se enfrentan a los gritos y con denuncias penales.
A esto se suman los roces entre el gobierno y su principal aliado, el PRO, evidenciando la profunda crisis política que atraviesa el país.
En medio de este clima caldeado, la preocupación de la Iglesia argentina y del Papa Francisco ha crecido considerablemente. Según fuentes cercanas, el pontífice estaría condicionando su tan esperada visita a la Argentina a una disminución de la confrontación política, especialmente en el caso del presidente Javier Milei. Aunque hasta ahora su decisión de visitar su país natal dependía principalmente de su estado físico, la situación política y social también ha comenzado a influir en su decisión.
Este no es el primer indicio de que Francisco podría estar evaluando la situación política antes de confirmar su visita. A lo largo de su pontificado, se ha mencionado que el Papa preferiría que la polarización disminuya antes de anunciar su viaje, para evitar que sus palabras o gestos sean malinterpretados y agraven aún más la división en la sociedad argentina. A pesar de ello, muchos consideran que su presencia podría contribuir a la unidad, dada la valoración que muchos argentinos, tanto dirigentes como ciudadanos, tienen de su figura.
No obstante, las expectativas están puestas en cómo se desarrollen los próximos días. Allegados al Papa sugieren que el esfuerzo por reducir la tensión política debería comenzar por el propio presidente Milei, conocido por su estilo confrontativo. El mensaje podría llegar a Milei a través de las autoridades de la Iglesia argentina, en particular del arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, quien mantiene un buen diálogo con el presidente y podría influir en su tono.
Otro actor clave en este proceso podría ser el nuevo secretario de Culto, Nahuel Sotelo, un joven libertario cercano al entorno de Milei, con un perfil conservador y católico que aprecia a Francisco. Su influencia podría ser determinante para generar las condiciones que permitan la visita del Papa.
En cualquier caso, para Jorge Bergoglio, lo más importante sigue siendo que la tensión política disminuya y se logren algunos acuerdos que pacifiquen el escenario. Porque, como dicen sus allegados, “nada bueno para el país puede surgir de tanta pelea”.
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