De la chacra a la residencia: La historia de la quinta de Olivos y sus dueños

Con un pasado vinculado a la rica historia argentina, la Quinta Presidencial de Olivos ha pasado por múltiples dueños antes de convertirse en la icónica residencia presidencial. Desde los albores del siglo XVIII hasta el presente, este oasis ha sido testigo de cambios de propietarios, eventos históricos y transformaciones significativas que han dejado una marca imborrable en su legado.

Actualidad 23 de noviembre de 2023 HH

la-historia-de-la-quinta-de-olivos-que-pasa-si-el-presidente-no-quiere-vivir-ahi-1671849Foto de archivo.

Cuenta la historia que en 1779, Manuel Basavilbaso, un influyente comerciante y funcionario público, adquirió una extensa chacra a diecisiete kilómetros de Buenos Aires. Este terreno, conocido como la Chacra de Olivos, se convirtió en propiedad de la familia Basavilbaso durante 139 años. La casa de Domingo Basavilbaso, ubicada en Belgrano, fue la primera en tener un aljibe, un lujo en esa época.

Vicente Azcuénaga, otro comerciante destacado de la época, se casó con la hija de Domingo Basavilbaso, Rosa Benedictina. Sus descendientes, Miguel y Ana Azcuénaga, heredaron la Chacra de Olivos. Miguel, patriota y miembro de la Primera Junta, se convirtió en el dueño de la propiedad.

La remodelación de 1800 llevada a cabo por Prilidiano Pueyrredón, amigo de Miguel Azcuénaga, transformó la casa en lo que se conocería como "la pajarera de Pueyrredón". Tras la muerte de Miguel Azcuénaga en 1833, la propiedad pasó a su hijo Miguel José, quien la legó a sus sobrinos Olaguer y Feliu, descendientes de su hermana Manuela.

Carlos Villate Olaguer, heredero de la Chacra de Olivos, realizó importantes mejoras en 1900, convirtiéndola en un proyecto ganadero. A pesar de estar a punto de perder la propiedad por una demanda, Villate Olaguer mantuvo la Chacra y la hizo prosperar. Sin embargo, al morir soltero en 1918, donó la propiedad al Gobierno Nacional.

la-historia-de-la-quinta-de-olivos-que-pasa-si-el-presidente-no-quiere-vivir-ahi-1671850 Foto de archivo. 

El legado de Carlos Villate Olaguer se tradujo en casi cinco millones de pesos, beneficiando a instituciones benéficas y parientes. Su deseo de donar la Chacra de Olivos al Gobierno Nacional se hizo realidad, convirtiéndose en la residencia presidencial. Aunque recibido por el presidente Hipólito Yrigoyen, Agustín P. Justo fue el primer mandatario en residir en la Quinta de Olivos en 1932.

Hoy, la Quinta Presidencial de Olivos sigue siendo testigo de la historia argentina, con una estatua de Carlos Villate en su interior y una calle que lleva su nombre en homenaje al benefactor. La propiedad ha evolucionado desde ser una chacra a convertirse en un símbolo importante de la nación, preservando su legado a través de los años.

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