Guardianes de la comunidad: Un recorrido por Bomberos Voluntarios en Comodoro Rivadavia

José Ayavilla junto a Victorino Álvarez Jefes del Cuartel Central de Bomberos Voluntarios de Comodoro Rivadavia.

La escuela de bomberos es el corazón de la formación para aquellos que eligen la valiente senda de ser bomberos voluntarios. En diciembre de este año etre 30 y 40 estudiantes se graduarán pero el camino no termina allí. Equipados con botas, camperas y un completo arsenal, los recién graduados pasan inmediatamente a formar parte del cuerpo activo después de superar el examen final. Sin embargo, al ser nuevos enfrentan un periodo de adaptación de dos o tres meses, donde aplican lo aprendido en la teoría y la práctica.

La realidad de ser bombero va más allá de la percepción común. Victorino nos cuenta que una gran parte, entre el 30% o 40% de quienes ingresan al año abandonan a mitad de camino, ya que muchos subestiman la verdadera dimensión de la profesión. No es simplemente un acto heroico ocasional; los bomberos voluntarios enfrentan situaciones que los marcan profundamente, llevándose consigo el corazón en la mano.

José Ayavilla y Victorino Álvarez, con más de 30 años de experiencia, compartieron cómo ha evolucionado la profesión. Antes, sumarse a los bomberos era más sencillo; ahora, hay protocolos estrictos, regulaciones y la necesidad de capacitarse adecuadamente. José señala que, a pesar de las dificultades para reclutar voluntarios, estos cambios han fortalecido la institución, obligándolos a actualizarse constantemente.

La tecnología ha desempeñado un papel crucial en esta evolución. Cada bombero hoy tiene su propio equipo, y han incluido dentro del equipo una cámara térmica de última tecnología que reduce riesgos al evaluar la temperatura y la focalización del incendio. La inscripción de voluntarios de este año a principios de marzo fue de alrededor 120 entre hombres y mujeres lo que demuestra un interés creciente, aunque la realidad es que muchos se desaniman al descubrir que no hay sueldo, ya que ser bombero es enteramente voluntario.

Las cámaras térmicas permiten identificar el entorno y distinguir perfectamente los elementos cercanos que rodean al bombero, garantizándole seguridad y reactividad en las operaciones de rescate y de extinción de incendios.

José Ayavilla y Victorino Álvarez resaltan la importancia de la vocación y la pasión como pilares fundamentales, instando a los jóvenes a comprometerse con algo que verdaderamente los llame. Ambos agradecen a los familiares por dejar a los jóvenes a disposición y aseguran brindarles apoyo, cuidado y seguridad.

La relación con la comunidad es esencial, destacada en eventos como el Día del Niño, donde nos cuentan que en años anteriores más de 15 mil niños participaron acompañados de sus padres y madres en actividades organizadas por los bomberos. La conexión con los más pequeños y la posibilidad de ayudarlos son motores que impulsan a estos héroes voluntarios.

José y Victorino reflexionan sobre el miedo inherente a la profesión, aseguran que "el miedo no se va, pero se trabaja". "El miedo siempre está presente, pero es algo que se trabaja y supera", como también nos aclaran que se capacitan constantemente justamente para estar preparados "para salir y volver". 

Además, el apoyo psicológico y la camaradería son herramientas fundamentales para lidiar con las situaciones difíciles luego de las emergencias. El cuartel cuenta con un departamento de psicología para brindar apoyo después de emergencias.

Finalmente, agradecen a la comunidad por el apoyo y a los nuevos voluntarios por elegir esta noble vocación.

Esta visita revela que ser bombero va más allá de la valentía; es un compromiso profundo con la seguridad y bienestar de la comunidad, una vocación que sigue viva gracias a la dedicación de estos héroes voluntarios.