El ejército israelí llevó a cabo un ataque aéreo en Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, apuntando a un campamento de Hamas. Israel afirmó que el objetivo era un grupo de "terroristas" operando en la zona, y que el ataque utilizó municiones precisas basadas en información de inteligencia. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad de Gaza informó que al menos 50 personas murieron, la mayoría de ellas civiles, incluyendo niños y mujeres.

Las autoridades palestinas denunciaron el ataque como una "masacre atroz", afirmando que las fuerzas israelíes atacaron deliberadamente un centro de desplazados que alberga a unas 100.000 personas. La presidencia palestina y la Media Luna Roja Palestina destacaron que el lugar había sido designado como una zona humanitaria, y que el bombardeo dejó un gran número de muertos y heridos.

El ataque se produjo después de que Hamas lanzara misiles contra Tel Aviv, intensificando aún más el conflicto. Las Brigadas Al-Qassam, el brazo armado de Hamas, confirmaron el lanzamiento de cohetes en respuesta a las acciones israelíes. La situación en Gaza sigue siendo crítica, con tensiones elevadas y una alta cantidad de víctimas civiles, complicando las perspectivas de un cese al fuego y la liberación de rehenes.