Poco después de finalizar su actuación, varios miembros del equipo de Cerati notaron señales preocupantes en el músico. Pálido, con la mirada desorbitada y con dificultades para hablar, Gustavo Cerati mostraba signos de malestar físico. Estas alertas, descritas meticulosamente en la biografía escrita por el periodista Juan Morris, fueron los primeros indicios de lo que pronto se convertiría en un accidente cerebrovascular (ACV).

El relato detalla cómo, tras la foto grupal post-show, Cerati se retiró confundido hacia su camarín, donde fue encontrado por el sonidista Adrián Taverna en un estado preocupante. Incapaz de articular palabras y visiblemente afectado, Cerati fue llevado a buscar atención médica. A pesar de poder moverse, estaba notablemente lento y confundido.

La situación se deterioró rápidamente cuando Cerati fue trasladado al hospital, donde los médicos enfrentaron un diagnóstico desconcertante. A pesar de estar consciente, Cerati experimentaba dificultades para hablar y moverse, indicando signos de un ACV. La gravedad de la situación se hizo evidente cuando se descubrió que su cerebro estaba inflamado y ejercía presión sobre el cráneo, requiriendo una operación de emergencia.

Tras ingresar en coma el 17 de mayo de 2010, Gustavo Cerati nunca recuperó la conciencia y falleció el 4 de septiembre de 2014, dejando un legado en la historia de la música latinoamericana. Su muerte marcó el fin de una era y un doloroso recordatorio de la fragilidad de la vida humana, especialmente para sus millones de seguidores en todo el mundo que lloraron la pérdida de un ícono musical.