Frank Sinatra, el legendario cantante de "My Way" y "New York, New York", falleció el 14 de mayo de 1998, acompañado por su cuarta esposa. Sus últimas palabras, "No puedo", fueron dirigidas a ella minutos antes de su partida en el hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles. Este emotivo momento fue relatado por su esposa en sus memorias, "Lady Blue Eyes: My Life With Frank".

Tras la noticia de su muerte, se realizaron homenajes en Las Vegas, Nueva York y en todo el mundo. Las luces se atenuaron, los edificios emblemáticos se iluminaron de azul y se sirvieron cócteles azules en su honor. La misa funeral se llevó a cabo seis días después en la iglesia del Buen Pastor de Beverly Hills, donde familiares y amigos depositaron recuerdos especiales en su ataúd, incluyendo una petaca de Jack Daniel’s y sus caramelos favoritos.

Si alguna canción pudiera acompañar ese momento, sería "My Way", la icónica balada que Sinatra hizo suya. Con versos como "Y ahora, el final está cerca/ Y así me enfrento al telón final/Amigo mío, lo diré claramente/ Voy a exponer mi caso, de lo que estoy seguro/ He vivido una vida plena/ He recorrido todas y cada una de las carreteras/ Y más, mucho más que esto/ Lo hice a mi manera", la canción encapsula su espíritu y legado.

Frank Sinatra fue un gigante en el mundo del espectáculo del siglo XX. Interpretó más de 1000 canciones, recibió numerosos premios y participó en más de 50 películas. Su legado es incomparable, y su influencia perdura en la música contemporánea. Aunque conocido como "La Voz", Sinatra deseaba ser recordado como un hombre que aportó innovación al canto popular y disfrutó de una vida plena con buenos amigos y familia.

Así, Frank Sinatra se despidió a su manera, dejando un legado en la historia de la música y el entretenimiento.