El Papa Francisco, de 87 años, lideró una impresionante misa en Venecia este domingo, marcando su primer viaje en siete meses después de enfrentar problemas de salud. A pesar de preocupaciones anteriores sobre su bienestar, el Pontífice mostró un buen semblante y se sumergió en una agenda repleta de actividades.

Su visita incluyó un emotivo encuentro en una cárcel de mujeres en la isla de la Giudecca, donde el Papa interactuó personalmente con las reclusas y el personal penitenciario. En medio de la 60ª Bienal de Arte Contemporáneo de Venecia, la prisión albergó una exposición de arte promovida por el Vaticano, ofreciendo una experiencia inmersiva tanto para los participantes como para el Papa.

Durante su homilía en la majestuosa plaza de San Marcos, el Papa Francisco advirtió sobre los desafíos que enfrenta Venecia, incluido el impacto del turismo masivo en el medio ambiente. Resaltó la importancia de proteger el patrimonio cultural y natural de la ciudad, subrayando que sin el cuidado adecuado, Venecia podría enfrentar un futuro incierto.

La visita del Papa coincidió con la implementación de una nueva tasa de entrada para los turistas que visitan Venecia, destinada a proteger la ciudad de los efectos negativos del turismo descontrolado.

Además de su participación en la misa y la visita a la cárcel, el Papa Francisco pronunció un inspirador discurso ante un grupo de 1.500 jóvenes frente a la emblemática basílica de Santa Maria della Salute. Su mensaje destacó el papel del arte en la lucha contra la injusticia y la desigualdad, resonando con la temática de la Bienal de Arte Contemporáneo de Venecia.

Este viaje marca el inicio de una serie de visitas del Papa Francisco al norte de Italia, demostrando su compromiso continuo con la comunidad y su deseo de estar cerca de aquellos que más lo necesitan.