Sequía en Bolivia: ¿Puede repetirse la historia en la Patagonia?

Mientras Potosí, en Bolivia, enfrenta una sequía histórica que afecta a sus habitantes, la explotación minera sigue operando sin mayores inconvenientes. Ambientalistas advierten sobre las consecuencias y plantean la pregunta: ¿Podría suceder lo mismo en la Patagonia?

Actualidad 18 de noviembre de 2023 HH

SEQUIA BOLIVIALa ciudad minera de Potosí, al suroeste de Bolivia, enfrenta la peor sequía en su historia reciente, dejando a sus 230,000 habitantes lidiando con racionamientos de agua y la escasez constante del vital líquido. A pesar de la difícil situación de la población, la operación minera, dependiente del agua, apenas ha sufrido impactos significativos.

El drama se extiende por tres meses de sequía y dos de racionamientos de agua, generando una crítica situación en la que los camiones cisterna son insuficientes para abastecer a la población. Mientras algunos residentes luchan por obtener agua para sus necesidades básicas, la operación minera, crucial para la economía local, sigue en marcha con una reducción de producción del 10%.

En un entorno donde las temperaturas alcanzan niveles históricos, la sequía ha llevado a Potosí a declarar el estado de desastre natural, buscando asistencia gubernamental para paliar la crisis. Sin embargo, los incendios forestales han devorado más de dos millones de hectáreas, agravando aún más la situación.

El dilema entre las necesidades de la población y la actividad minera es evidente. A pesar de las reservas y pagos a los indígenas por agua, los pobladores temen que las empresas mineras estén siendo beneficiadas clandestinamente, exacerbando el desabastecimiento en los hogares.

El gerente de la Administración Autónoma para Obras Sanitarias de Potosí (Aapos), Carlos Chumacero, niega estas acusaciones, pero la comunidad muestra escepticismo. La población argumenta que ha habido un "despojo hídrico" por parte de las mineras, poniendo en duda la gestión del recurso por parte de las autoridades.

Ambientalistas como Milenka Almanza, del colectivo Mujeres de Plata, señalan que la solución no está solo en las lagunas, sino en cambiar la dinámica productiva basada en la explotación contaminante de minerales. Advierten que, sin una transición ecológica, la situación no mejorará.

A medida que la sequía persiste, la pregunta que resuena es si este escenario podría repetirse en otras regiones, incluida la Patagonia, donde la explotación de recursos naturales también está presente. Mientras Potosí busca soluciones, la urgencia de repensar la relación entre la actividad humana y el medio ambiente se vuelve cada vez más evidente.
 
 

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