“Pedimos que nos dejen entrar”: el reclamo que los feriantes de La Salada llevaron a la Municipalidad de Lomas de Zamora

03 de junio de 2025SSSS
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A las 10:00 horas de este martes, los manifestantes llenaron la plaza principal de Lomas de Zamora, para exigir una reunión con el intendente Federico Otermín (Unión por la Patria), sucesor de Martín Insaurralde, con un canto unificado: “Queremos laburar, queremos laburar”.

Tras la insistencia frente al cordón policial formado en la puerta del edificio, a algunos pocos feriantes se les permitió ingresar.

Un predio de más de 20 hectáreas, donde cada lunes, miércoles y sábados trabajan –o al menos, trabajaban– unos 8000 vendedores, según información judicial. La feria genera de manera directa 30.000 puestos de trabajo, de acuerdo a la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), a los que habría que sumar otros miles de beneficiarios indirectos, que incluyen desde a los productores de la ropa hasta los locales a la calle de prendas económicas de gran parte del país.

“Tienen que entender que toda la zona depende de La Salada. Y no solo la zona: desde el tipo que fabrica cierres hasta miles de otros fabricantes y vendedores”, dice Nelly, una feriante que pidió resguardar su identidad. Compra ropa en talleres de Ituzaingó y Padua, cerca de su casa, y cada semana la vende en su puesto de la feria de Punta Mogote.

“El intendente no hace ni dice nada, el presidente [Javier] Milei, tampoco. La mayoría de nosotros lo votamos”, dice Juana, una ciudadana salteña instalada en Lanús, que trabaja en La Salada revendiendo medias hace 19 años y tiene cinco hijos. “Solo pedimos que nos dejen trabajar” sumó. .

Mientras frente a la municipalidad la manifestación de los feriantes era pacífica, a una cuadra, un grupo de carreros (las personas que cargan en carros la mercadería desde los estacionamientos hasta los puestos) cortaron la avenida Hipólito Yrigoyen a la altura de la plaza, acompañados por una murga y por la explosión de bombas de estruendo de retumbaban en los locales de la zona. “Hace dos semanas que no trabajamos, la mayoría tenemos hijos chicos, y se está poniendo todo muy difícil en la zona”, dijo Christian, uno de ellos, quien solía cobrar 10.000 pesos el acarreo de la mercadería, monto que se dividía con su ayudante.

El grupo de los carreros es el más combativo dentro de los manifestantes. Los trabajadores desde el jueves pasado salen a las calle para exigir la apertura de la feria. Los otros grupos están generalmente compuestos por vendedoras y dueñas de puestos. “Tenemos mucha gente mayor, por eso siempre nos manifestamos de forma pacífica”, explicó Nelly, desde la puerta de la municipalidad.

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