Carlos Stornelli sobre el juicio de los Cuadernos: “Descubrimos una red enorme de recaudación y corrupción”
“Claudio Uberti contó que llegó a ver bolsos con sesenta millones de dólares en el departamento de los Kirchner”, declaró el fiscal federal Carlos Stornelli al detallar los aspectos centrales de la causa de los Cuadernos de las coimas, cuyo juicio inicia hoy ante el Tribunal Oral Federal N°7.
La investigación involucra a la ex presidenta Cristina Kirchner, a ex altos funcionarios y a empresarios, y está considerada la mayor trama de corrupción de la historia argentina por la magnitud de pruebas, implicados y sumas manejadas.
Stornelli narró que, según los testimonios de los “arrepentidos” —imputados colaboradores cuyas confesiones integran la causa—, parte de los sobornos recaudados semanalmente en la obra pública eran acumulados en la residencia de la calle Juncal que pertenecía al matrimonio Kirchner.
Entre los relatos más impactantes, el del ex funcionario Claudio Uberti describe que, tras ser convencido para acceder a la vivienda, vio valijas y bolsos apilados, y que Daniel Muñoz, secretario de los Kirchner, le aseguró que el monto superaba los sesenta millones de dólares. Stornelli destacó que este testimonio está respaldado por otros relatos que formaron parte del material probatorio.
El fiscal resaltó la robustez del expediente: “Tuvimos una cantidad de prueba enorme. Nunca vi una causa con tanta prueba, que se pudo hacer a partir de una investigación periodística brillante y de los testigos que presentaron los elementos, que son los cuadernos, ¿verdad?”. Además de los famosos cuadernos escritos por el remisero Oscar Centeno, que dieron origen al caso y documentaron la supuesta ruta del dinero, la instrucción sumó numerosos testimonios y pruebas documentales que desentrañaron un esquema sistemático de recaudación.
Stornelli señaló que la estructura de recaudación involucraba a funcionarios y empresarios ligados a la obra pública, con puntos fijos de entrega de dinero: “Dependiendo de quién era el recaudador, a veces el dinero se entregaba en la Quinta de Olivos, otras en la Casa de Gobierno o en el departamento particular”. Según lo reconstruido en el expediente, el dinero efectivamente transitaba en bolsos y valijas, y era conducido semanalmente mediante vuelos oficiales hacia la Patagonia, custodiado por colaboradores de máxima cercanía como Daniel Muñoz. Varias fuentes señalaron que el propio Muñoz viajaba en cabina junto a los bolsos, acomodándose arriba de ellos durante los traslados presidenciales.