Un joven tucumano llegó a la Patagonia en busca de un trabajo y terminó esclavizado en una chacra
Un joven de 34 años, oriundo de Tucumán y estudiante de Ingeniería, fue rescatado de una situación de trata laboral en una chacra de San Patricio del Chañar, en el norte de la provincia de Neuquén.
El muchacho había llegado a la región con la esperanza de conseguir empleo en el sector petrolero, pero terminó siendo víctima de explotación laboral en un establecimiento frutihortícola.
La intervención se produjo gracias a una denuncia anónima recibida a través de la línea 145, perteneciente al Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata. La alerta activó de inmediato el protocolo de actuación y permitió constatar la precaria situación que atravesaba el joven, quien aceptó el rescate sin dudarlo.
El operativo se realizó el sábado 12 de julio cuando funcionarios del Centro de Atención a la Víctima (CAV) llegaron a la chacra y hallaron a varias personas viviendo en condiciones deplorables: colchones finos sobre el piso, sin calefacción ni cocina, un baño precario en el exterior y sin acceso a agua potable.
“Le habían prometido pagarle más de un millón de pesos, pero sólo recibió 300 mil”, denunció Silvia Bascur, directora del CAV. Además, explicó que el joven había contraído una infección grave por consumir agua en mal estado, y que le descontaron del sueldo la atención médica recibida.
El joven tucumano se encontraba traumatizado, con frío y hambre, y sentía vergüenza por su situación, según relató Bascur. Como muchas víctimas de trata, no se reconocía como tal debido a las promesas falsas, el aislamiento y las amenazas que ejercen los explotadores para controlar a sus víctimas.
No es la primera vez que esta chacra aparece en investigaciones por trata laboral. En abril de 2024, 15 trabajadores rurales de Tucumán y Entre Ríos fueron rescatados en el mismo establecimiento, en un procedimiento impulsado por la AFIP (hoy ARCA). En esa oportunidad también se constató que los trabajadores vivían hacinados, sin servicios básicos y con jornadas laborales extenuantes.