Murió Rosie, la gata más vieja del mundo que vivía en Inglaterra
El reino animal está de luto tras la muerte de Rosie, la gata Carey de 33 años, oriunda de Norwich (Inglaterra) y que sorprendió a todos por su longevidad.
Su dueña, Lila Brissett, una mujer de 73 años, comunicó la triste noticia en una entrevista con un medio local. Según relató la mujer, en las últimas semanas Rosie "no estaba muy bien" y que un día normal el animal simplemente caminó por el pasillo de su hogar "se acostó y falleció".
Ahora, el récord del gato vivo más viejo del mundo es ostentado por Flossie, un felino doméstico de 27 años habitante de la ciudad de Orpington (Inglaterra).
Brissett contó que Rosie llegó a su vida en 1991, cuando la adoptó de un refugio para gatos local. El animal había sido llevado al centro de protección luego de que sus dueños originales descubrieran que la menor de la familia era alérgica.
Desde entonces, Rosie y su dueña se hicieron amigas inseparables. La británica, quién aseguró que en los últimos días extrañaba mucho a su compañera animal, pero destacó al mismo tiempo las experiencias vividas junto a ella: "tengo muchos buenos recuerdos y estoy feliz de haber pasado tiempo juntos”, aseguró.
La gata ostentaba el título no oficial del gato más viejo del mundo. Rosie acompañó a su dueña en más de la mitad de su vida y sus 32 años - equivalentes a 152 años humanos - marcaron todo un hito.
En 2022, Brissett se comunicó con Guinness World Records para ver si Rosie podía ser consagrada oficialmente como el gatomás longevo del mundo. Sin embargo, en ese entonces los responsables del libro de récords le respondieron que existía un felino de Oxford que tenía 34 años y uno habitante de Estados Unidos que rozaba los 38.
Tan solo un año después, un portavoz del sitio de récords se comunicó con la dueña de Rosie para alentarla a que enviara una nueva solicitud, para que el equipo responsable de evaluación del libro cerciorará si la mascota podía ingresar en la edición 2023 del Guinness World Records. Sin embargo, Brissett desistió de hacerlo, por lo que, a pesar de su longevidad, el título siempre fue simbólico.